
Vestigio de una época
El histórico Molino de los Díaz, ubicado en el barrio de Los Molinos, Almería, es un testimonio vivo de la tradición y la herencia de la región. Este enclave, conocido en el siglo XIX como el Paraje Molinos de Viento debido a la abundancia de estas construcciones, representa un valioso ejemplo de los molinos que definieron la vida rural de la época.
En 1849, Don Gaspar Núñez, propietario de uno de los molinos del paraje, decidió construir un nuevo molino en un terreno pedregoso rodeado de campos de cultivo. Este molino, que hoy conocemos como el Molino de los Díaz, ha resistido el paso del tiempo gracias a la dedicación de Octavio Díaz. Su compromiso con la conservación de esta joya arquitectónica permitió que se preservara, a pesar de que, en aquella época, muchos molinos desaparecieron al ser reemplazados por viviendas debido a la obsolescencia de estas construcciones durante las primeras décadas del siglo XX.
Molino de viento mediterráneo
Foto: Molino de viento del Collado de los Genoveses © Jorge Cortina
Los molinos de viento mediterráneos
El molino se puede considerar dentro de la tipología de los molinos mediterráneos. Muestra una construcción rústica de torre cilíndrica, con gruesos muros de mampostería de unos siete metros de altura enlucidos con mortero y cal. La torre está coronada con la «rueda terrera» sobre la cual, mediante un torno, giraba el chapitel de unos cuatro metros de altura que en este caso estaba realizado en chamizo. Enganchada al torno, se situaba la guía, una de las piezas más largas y con la que se orientaba el molino hacia el viento según fuera el momento.

Diseño único y detalles arquitectónicos
El molino destaca por su cuidada arquitectura, con elementos que lo hacen único.
Dispone de dos puertas y dos ventanas, una característica que combina tradición y singularidad. Mientras que las dos puertas eran típicas de los molinos de viento mediterráneos, las dos ventanas resultan inusuales en este tipo de construcciones. Estas aberturas, orientadas al noreste y sureste, fueron diseñadas estratégicamente para aprovechar los vientos dominantes. Tanto las puertas como las ventanas presentan arcos de medio punto decorados con marcos de piedra de cantería, añadiendo un toque de elegancia rústica a su estructura.
Otra característica, es que el molino se alza sobre una plataforma circular con acceso mediante una pendiente que se divide en dos pasillos que rodean la estructura. Este diseño no solo facilita el acceso, sino que también otorga al molino una singularidad arquitectónica, al contar con dos plantas y un sótano, un rasgo poco común entre los molinos de viento.